Un importante hito fue conseguido en los Estados Unidos en 2019: por primera vez, menos de 50 muertes de bomberos ocurridas en el cumplimiento de su tarea. 

Entre otros logros importantes se incluyeron la más baja cantidad de muertes de bomberos voluntarios, la menor cantidad de muertes por accidentes de vehículos en carreteras y la más baja cantidad de muertes por enfermedades cardíacas. No hubo incidentes con múltiples víctimas fatales en 2019, único año en que así ha ocurrido desde que NFPA comenzó con este estudio en 1977.

El estudio publicado de NFPA sobre muertes de bomberos se centra en las muertes que ocurren mientras los bomberos desempeñan su tarea e incluye tanto lesiones traumáticas fatales como muertes resultantes de condiciones médicas. Esto es, por supuesto, sólo parte del riesgo general para los miembros del servicio de bomberos. Los efectos a largo plazo para la salud, tanto físicos como emocionales, también resultan en muertes relacionadas con la tarea, tanto para bomberos en actividad como para las personas que han cesado en sus funciones. Si bien no es posible enumerar más de sólo algunas muertes debidas a los efectos en el largo plazo, es importante tener en cuenta que la imagen de la letalidad de los bomberos es mucho más amplia que la que se refleja en este estudio sobre muertes en el cumplimiento del deber.

En 2019, 48 bomberos murieron durante el desempeño de sus tareas en los Estados Unidos, como resultado de lesiones y afecciones ocurridas en eventos específicos que tuvieron lugar ese año. Esto representa una abrupta caída respecto de los últimos años, donde el promedio de muertes fue de 65 por año. De los 48 bomberos, 25 eran bomberos voluntarios y 20 eran bomberos profesionales; uno era empleado de una agencia estatal de administración de tierras, otro era empleado de una agencia federal de administración de tierras y otro era empleado civil de las fuerzas militares.

Este estudio anual incluye únicamente muertes de bomberos ocurridas en el cumplimiento de su deber, en los 50 estados y en el Distrito de Columbia.

Muertes en el lugar del incendio

Incendios y explosiones se cobraron las vidas de 13 bomberos el año pasado, 10 ocurridas en incendios de estructuras y 3 en incendios forestales. Esta es la cifra más baja de muertes en escenarios de incendio nunca antes informada en este estudio, y la tercera vez en los últimos cuatro años con menos de 20 muertes. Esto es la continuación de una clara tendencia descendente observada desde principios de la década de los setenta, cuando la cantidad de muertes en el lugar del incendio era de un promedio de más de 80 por año.

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Tres de las estructuras eran viviendas unifamiliares o bifamiliares, y tres eran edificios de apartamentos. No se informó el tipo de vivienda en uno de los incidentes fatales. Las restantes muertes en incendios de estructuras ocurrieron en la escena de incendio de un hotel, en un silo de granos y en una mueblería desocupada. Se informó que ninguna de las estructuras en las que murieron los bomberos tenía un sistema de rociadores automáticos.

De los 10 que murieron en incendios de estructuras, tres fue por causa del avance de fuego o explosión: un bombero quedó atrapado en un edificio de apartamentos de tres pisos durante las operaciones de supresión; otro quedó atrapado en un edificio de apartamentos de tres pisos durante una operación de búsqueda de ocupantes; y otro cayó desde el techo de un silo después de una explosión, mientras usaba una línea manual. Un bombero cayó del techo cubierto de nieve de un edificio de apartamentos de cuatro pisos mientras intentaba acceder a un incendio en una chimenea. Un bombero se perdió en el interior del piso superior de una mueblería desocupada cuando las escaleras hacia la planta baja se derrumbaron mientras los bomberos estaban evacuando el edificio. Otro murió cuando se derrumbó un gablete de ladrillo, golpeándolo mientras cumplía con su tarea en un incendio de una vivienda unifamiliar. Un bombero murió en la escena de un incendio de un hotel cuando tropezó saliendo del lado del conductor de su vehículo, cayó y fue atropellado por un vehículo que pasaba. Otros tres bomberos murieron por afecciones cardíacas súbitas mientras trabajaban en incendios de estructuras.

Dos de las tres muertes ocurridas en incendios forestales fueron provocadas por quemaduras. Un bombero fue alcanzado por el fuego mientras intentaba escapar a pie de un incendio de pastizales, y la otra estaba encendiendo pequeños incendios en una quema controlada cuando el soplete adosado a su vehículo generó un exceso de presión y reventó, envolviéndola en llamas. En el tercer incidente, un bombero murió cuando el helicóptero desde el que estaba llevando a cabo las operaciones se accidentó durante una quema prescrita.

Otras actividades en las que ocurren lesiones fatales

Nueve bomberos perdieron la vida en emergencias sin fuego en los Estados Unidos, en 2019.

De ellos, siete estaban actuando en accidentes de vehículos motorizados: dos sufrieron muerte cardíaca súbita, uno sufrió un derrame cerebral, dos fueron atropellados por vehículos que pasaban, uno cayó desde una carretera elevada y otro pisó unos cables eléctricos derribados en la escena de un accidente y murió electrocutado.

Entre las víctimas fatales de emergencias sin fuego también se incluyó a un bombero en una llamada de asistencia médica al que el paciente le disparó y mató, y un bombero que murió (además de otros seis que resultaron gravemente heridos) en una explosión de gas propano, mientras investigaban sobre un olor a gas que había sido informado.

Nueve bomberos murieron cuando respondían al sonido de una alarma o regresaban de ese operativo, lo que hizo que fuera el tercer año consecutivo con 10 o menos muertes en esta categoría. Cuatro de los nueve murieron en accidentes de vehículos motorizados, uno fue atropellado por un vehículo, tres sufrieron eventos cardíacos fatales y uno cayó desde el habitáculo de un vehículo de respuesta cuando giraba en una intersección. Todas las víctimas eran bomberos voluntarios. (Todas las muertes relacionadas con vehículos y por eventos cardíacos súbitos se describen con mayor detalle más adelante en este informe). En los últimos 40 años ha habido una marcada reducción tanto de muertes por accidentes como de muertes relacionadas con eventos cardíacos durante la respuesta a una alarma, o al regreso de la respuesta a una alarma. Durante los primeros 10 años en que NFPA ha llevado a cabo este estudio, desde 1977 hasta 1986, ocurría un promedio de 36 muertes por año cuando los bomberos respondían a una alarma, or regresaban de ese operativo. La cantidad de muertes ocurridas en respuesta o al retornar de una llamada ha sido de un promedio de 13 por año durante los últimos 10 años y de 11 por año en los últimos 5 años.

Cinco fueron las muertes ocurridas durante actividades de entrenamiento. Los eventos cardíacos súbitos se cobraron la vida de cuatro bomberos y uno murió por un golpe de calor. Una de las víctimas había sido instructor en un simulacro del Equipo de intervención rápida (Rapid Intervention Team o RIT). Uno estaba participando en un entrenamiento de extracción de víctimas de accidentes vehiculares que se llevaba a cabo en la estación de bomberos. Un bombero murió durante la noche mientras asistía a una conferencia. Un bombero, un recluta, estaba participando en un entrenamiento de búsqueda y rescate en un centro de capacitación regional. El bombero que murió por un golpe de calor estaba participando en una caminata de entrenamiento.

En las restantes 12 muertes de bomberos ocurridas en 2019 se incluían diversas actividades normales de la estación, administrativas o de mantenimiento. Seis de estas víctimas fatales murieron por eventos cardíacos súbitos y uno por causa de un derrame cerebral mientras los bomberos se desempeñaban en los alrededores de la estación. Un bombero sufrió una muerte cardíaca súbita después de llevar a cabo una prueba de una bomba en las instalaciones de entrenamiento del organismo. Un jefe de bomberos sufrió una muerte cardíaca súbita en el funeral de otro bombero. Un bombero que había sido diagnosticado con trastorno de estrés postraumático se suicidó en la estación de bomberos. Un bombero murió en una explosión ocurrida mientras los bomberos estaban preparando fuegos artificiales para la exhibición festiva de fuegos artificiales de su comunidad. Un bombero que conducía desde una estación de bomberos hacia otra para un turno de horas extra murió en un accidente vehicular.

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Causa y naturaleza de las afecciones o lesiones fatales

Para resumir la información pormenorizada mencionada anteriormente, los excesivos esfuerzos, el estrés y los problemas médicos representaron, por mucho, la mayor parte de las muertes de bomberos ocurridas en 2019. De las 26 muertes de esta categoría, 22 fueron clasificadas como muertes cardíacas súbitas (generalmente, infartos), dos se debieron a derrames cerebrales, otra por golpe de calor y otra muerte por suicidio.

La siguiente principal causa de muerte fue traumatismo interno y aplastamiento, con 14 muertes. Además, cuatro bomberos murieron por quemaduras, dos murieron por asfixia o inhalación de humo, uno murió electrocutado y otro por disparo de arma de fuego.

Muertes cardíacas súbitas

Las 22 muertes cardíacas súbitas ocurridas en el cumplimiento del deber en 2019 representan el cuarto año consecutivo en el que la cifra ha estado por debajo de 30, aunque aún constituyen la mayor parte de muertes ocurridas en el desempeño de las funciones. Son casos en los que los síntomas aparecieron mientras la víctima cumplía con su tarea y la muerte ocurrió inmediatamente o poco tiempo después.

Los eventos relacionados con afecciones cardíacas han representado el 44 por ciento de las muertes ocurridas durante el cumplimiento del deber en los últimos 10 años. Si bien, en general, representan la mayor parte de las muertes cada año, esto se compara con los primeros años del estudio, cuando en promedio 60 bomberos por año morían por eventos cardíacos súbitos durante su tarea. Además, la Administración de Incendios de Estados Unidos (U.S. Fire Administration o USFA) lleva a cabo un seguimiento de las muertes de casi una docena de bomberos que, según lo informado, murieron dentro de las 24 horas de haber hecho actividades físicas agotadoras y extenuantes que no eran de rutina, lo que potencialmente los calificaba para recibir los beneficios federales en virtud de la Ley de Héroes Nacionales (Hometown Heroes Act).

Muertes relacionadas con vehículos

En 2019, cuatro bomberos murieron en accidentes vehiculares, cuatro fueron atropellados por vehículos y uno cayó de un vehículo en movimiento. En el pasado, los accidentes de vehículos de carretera sistemáticamente representaban la segunda mayor parte de las muertes ocurridas en el cumplimiento del deber, pero la cifra ha caído en los últimos años, con menos de cinco muertes en tres de los últimos 10 años. Las muertes en accidentes vehiculares, que representaron tres de las cuatro muertes por accidentes en 2019, han descendido en los últimos años, de la elevadísima cifra de 25 a la mucho más baja cifra de 3 este año.

Dos de los cuatro bomberos que murieron en accidentes perdieron la vida cuando respondían a una emergencia: uno a un accidente vehicular y otro a un incendio forestal. Un bombero que conducía su propio vehículo desde su turno de trabajo en una estación de bomberos hacia un turno de horas extras en otra estación. Ninguno de los conductores usaba un cinturón de seguridad, y la velocidad fue un factor determinante en las dos muertes ocurridas durante las tareas de respuesta.

En el accidente que no tuvo lugar en una carretera o autopista, el bombero murió en un accidente de helicóptero durante las operaciones que se llevaban a cabo en una quema prescrita. El piloto y otro miembro de la tripulación resultaron heridos.

Cuatro bomberos murieron cuando fueron atropellados por vehículos: dos mientras se desempeñaban en escenas de accidentes, uno en la escena de un incendio de estructura y otro cuando regresaba de un incendio. Uno estaba evaluando el estado del conductor de uno de los dos vehículos involucrados en un accidente cuando fue golpeado en la cabeza por el espejo lateral de un camión semirremolque que pasaba y quedó inmovilizado entre los dos vehículos. Usaba un chaleco de seguridad vial, pero no se informaron más detalles sobre la seguridad en la escena. Otro bombero fue golpeado en la escena de un accidente ocurrido en la madrugada cuando el conductor de un camión semirremolque no frenó y chocó contra dos automóviles estacionados en la escena, antes de atropellar al bombero que estaba parado cerca del lugar del accidente original. El conductor dijo que creyó que las luces de los vehículos de emergencia estacionados que tenía delante eran las luces de una ambulancia que arribaba al lugar, y que la falla de los frenos de su camión le impidió detenerse a tiempo. Un tercer bombero había ido a buscar una herramienta a su camión en la escena de un incendio de estructura cuando se tropezó al salir desde el lado del conductor del camión, cayó y fue atropellado por un vehículo que pasaba. El conductor no tuvo tiempo de reaccionar y no pudo evitar atropellarlo. En el cuarto incidente, dos bomberos estaban en un camión cisterna regresando de una llamada por un incendio cuando salieron del camión para verificar los neumáticos después de haber oído un ruido extraño. Mientras estaban parados en la estrecha carretera oscura y no iluminada, fueron atropellados por el vehículo personal de otro bombero que regresaba del incendio, que no vio que estaban ahí parados. Uno de los bomberos murió y el otro resultó herido.

Un bombero que acudía en respuesta a un accidente de un vehículo motorizado, en el asiento del acompañante de una autobomba cayó y golpeó su cabeza cuando se abrió la puerta del habitáculo mientras el vehículo lentamente giraba hacia la izquierda de una señal de detención. Ni la puerta ni su traba presentaban ninguna deficiencia mecánica. El cinturón de seguridad de la víctima estaba desabrochado.

Otros hallazgos

En 2019, un bombero se desvaneció y murió en la escena de un incendio en el porche de una vivienda unifamiliar. Desde 2010 hasta 2019, 31 bomberos (4.6 por ciento de todas las muertes en cumplimiento del deber) murieron por incendios intencionalmente provocados, ya sea en el incendio o mientras acudían en respuesta o regresaban del incendio.

En 2019, la muerte de un bombero fue asociada con una llamada falsa. En los últimos 10 años, han muerto cinco bomberos por causa de llamadas falsas, entre las que se incluyen falsas alarmas maliciosas y el funcionamiento defectuoso de las alarmas.

Los bomberos que murieron en 2019 tenían entre 21 y 81 años, con una edad media de 46.5. En las muertes de bomberos ocurridas desde 2015 hasta 2019, las tasas de mortalidad más bajas correspondieron a bomberos de entre 20 y 29 años de edad. Su tasa de mortalidad fue de alrededor de un cuarto del promedio de todas las edades. La tasa de mortalidad de bomberos de 60 años de edad y mayores fue de alrededor de tres veces el promedio. Bomberos de 50 años de edad y mayores representaban algo más de la mitad de todas las muertes de bomberos ocurridas en el período de cinco años, aunque corresponden solamente a un cuarto de todos los bomberos profesionales y bomberos voluntarios de los Estados Unidos.

Las 25 muertes de bomberos voluntarios ocurridas en 2019 representan la cifra más baja informada en todos los años de este estudio, y reflejan una abrupta caída del promedio anual de 36 de los 10 años anteriores. Es también mucho más bajo que el promedio anual de 67 muertes de los primeros años de este estudio. Las 20 muertes de bomberos profesionales ocurridas en el cumplimiento de sus tareas en 2019 llevan a que sea la tercera vez en los últimos cuatro años en que el total ha sido de 20 o menos. En los primeros años de este estudio, la cantidad promedio anual de muertes de bomberos profesionales mientras desempeñaban su trabajo fue de 57.

Efectos de las exposiciones de largo plazo

Si bien el estudio de NFPA se centra en las muertes ocurridas en el cumplimiento del deber ligadas a eventos específicos que tienen lugar mientras los bomberos están en sus tareas, los peligros del combate de incendios también incluyen la exposición de largo plazo a carcinógenos y otros contaminantes, así como el estrés y la tensión físicos y emocionales. Aunque no es posible una captura completa de la cantidad de muertes provocadas por estos efectos en el largo plazo, hay fuentes que aportan alguna percepción sobre la magnitud del problema.

La Alianza de la Salud Conductual de los Bomberos (Firefighter Behavioral Health Alliance o FBHA) tiene informes sobre 119 bomberos y 20 técnicos en urgencias médicas (EMT) y paramédicos que se suicidaron. Para 2019, USFA está procesando alrededor de una docena de muertes que potencialmente califican para recibir los beneficios federales por fallecimiento en virtud de la Ley de Héroes Nacionales—muertes ocurridas dentro de las 24 horas de haber hecho actividades físicas agotadoras y extenuantes que no eran de rutina. Sabemos, por las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (National Institute for Occupational Safety and Health o NIOSH), que los bomberos tienen un 9 por ciento más de probabilidad de ser diagnosticados con cáncer y un 14 por ciento más de probabilidad de morir por cáncer, en comparación con la población general. La Asociación Internacional de Bomberos (International Association of Fire Fighters) enumera en su sitio web más de 130 muertes de bombero por cáncer en 2019.

En 2018, el Congreso promulgó leyes que instruían a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention o CDC) sobre la elaboración y conservación de un registro voluntario de bomberos de los Estados Unidos que puede ser usado para monitorear la incidencia de cáncer en el servicio de bomberos. Estos datos serán vinculados con los datos de los registros estatales de cáncer y estarán disponibles para los investigadores. NIOSH elaborará y conservará el registro, que estará abierto para todos los bomberos en actividad y retirados.

La Fundación de Investigación en Protección contra Incendios (Fire Protection Research Foundation) participa en un estudio de cohorte de 30 años para hacer un seguimiento de las exposiciones y efectos, y en otro estudio para el desarrollo de prototipos para sensores de partículas y gases tóxicos en tiempo real, con el fin de alertar a los bomberos acerca de los peligros presentes en el aire. Se publica en el sitio web de NFPA un informe de la fundación sobre el desarrollo e implementación de una campaña de control de contaminantes para el servicio de bomberos. En los hallazgos obtenidos en estos estudios se informarán las normas NFPA relevantes para el servicio de bomberos, así como los programas educacionales y de entrenamiento dirigidos a la reducción de las exposiciones de los bomberos.

En los últimos años, se ha generalizado el reconocimiento de la importancia de los programas de salud conductual y del apoyo de pares para los bomberos. Como sucede con las afecciones cardíacas y el cáncer, este es un problema que acompaña a los bomberos después del final de sus carreras, ya sea en su retiro o en su separación del servicio por algún otro motivo. Hay muchos programas disponibles para bomberos en actividad y bomberos retirados que abordan aspectos conductuales. El Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios (National Volunteer Fire Council o NVFC), por ejemplo, ofrece un programa para bomberos, técnicos en urgencias médicas y sus familias llamado "Compartir la carga" (Share the Load), que les ofrece recursos y apoyos para su bienestar mental. En junio, NVFC lanzó un directorio, disponible en nvfc.org, de profesionales de salud conductual certificados, familiarizados con la cultura del servicio de bomberos, parte de una iniciativa para facilitar el acceso al cuidado de la salud conductual para bomberos.

Además, la Asociación Internacional de Bomberos (International Association of Fire Fighters o IAFF) ofrece asesoramiento sobre el establecimiento de un programa de apoyo de pares. En octubre de 2019, IAFF lanzó un sistema de informe de conductas suicidas para sus miembros y también ha elaborado material sobre cómo afrontar las secuelas de la muerte por suicidio de un amigo o un colega. En colaboración con la Fundación Nacional de Bomberos Caídos (National Fallen Firefighters Foundation), la Universidad Médica de Carolina del Sur ha elaborado un curso de capacitación para consejeros que trabajan con bomberos. NFPA 1500, Norma sobre el Programa de Seguridad y Salud Ocupacional del Cuerpo de Bomberos, requiere acceso a un programa de salud conductual que incluya asesoramiento, consejería y tratamiento para distintos problemas, entre los que se incluyen "estrés, abuso de alcohol y estupefacientes, ansiedad, depresión, exposición traumática, conductas suicidas y problemas personales".

Tanto el Senado como la Cámara de Representantes de los Estados Unidos han presentado proyectos de ley para el establecimiento de un sistema de informe de conductas suicidas para funcionarios de la seguridad pública en el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), a fin de recabar información sobre la incidencia de suicidio en este grupo y para colaborar en el estudio de maneras de reducir las muertes por suicidio entre los bomberos y otros socorristas mediante la mejora de la detección, prevención y tratamiento de problemas de salud conductual. Se permitiría también el financiamiento para programas de ayuda de pares. La legislación fue presentada en la Cámara en 2019 y en el Senado en enero de 2020.

Durante mucho tiempo se ha reconocido a la afección cardíaca como un factor significativo en las muertes de bomberos en el cumplimiento de su deber, ya que la muerte cardíaca súbita sistemáticamente representa alrededor de la mitad de las muertes ocurridas en el desempeño de sus tareas. Diversas normas NFPA se focalizan en los riesgos sanitarios para los bomberos. NFPA 1582, Norma sobre Programas Médicos Ocupacionales Integrales para Cuerpos de Bomberos, describe los requisitos médicos que deben ser cumplidos por los postulantes a bomberos y miembros titulares de los cuerpos de bomberos. NFPA 1500 requiere que los cuerpos de bomberos establezcan un programa de salud y aptitud física para bomberos que cumpla con NFPA 1583, Norma sobre Programas de Aptitud Física Relativa a la Salud para Miembros de los Cuerpos de Bomberos, y requiere que los bomberos cumplan con los requisitos médicos de NFPA 1582. Hay información disponible sobre el desarrollo de un programa de bienestar-aptitud física de otras organizaciones, entre la que se incluye la Iniciativa conjunta de gestión laboral para el bienestar-aptitud física del servicio de bomberos, un trabajo del IAFF y de la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos, y el Programa de salud cardíaca para bomberos del NVFC, lanzado en 2003 para abordar la prevención de ataques cardíacos para todos los bomberos y personal de los servicios médicos de emergencia (EMS) mediante la concientización de la aptitud física, la nutrición y la salud.

Resumen y reconocimientos

El año pasado se caracterizó por las cifras históricamente bajas de muertes de bomberos en el cumplimiento del deber. Las 48 muertes de bomberos en el desempeño de sus tareas en los Estados Unidos es, por mucho, la cifra más baja de muertes informada para este estudio. La muerte cardíaca súbita, si bien representa casi la mitad de las víctimas fatales, también estuvo en el nivel más bajo nunca antes observado. Las 22 muertes por eventos cardíacos súbitos ocurridas en 2019 representan casi un tercio menos que el promedio anual de los 10 años anteriores. Las muertes en incendios de estructura continuaron con la reciente tendencia de ser de una cifra de menos de doce. Las muertes en accidentes de vehículos de carreteras y las muertes de bomberos voluntarios mostraron los registros más bajos. Aunque las muertes de bomberos profesionales no estuvieron en su nivel más bajo, el total ha sido de 25 o menos en 9 de los últimos 10 años.

Es importante tener en cuenta que a lo observado en un año no puede ser interpretado como evidencia de una tendencia, y sabemos ya que la cifra de muertes en 2020 va a ser probablemente más alta debido a las muertes por COVID-19 que ya han sido informadas. Pero hay prometedores indicadores de un avance real, sostenido en la reducción de muertes en algunas categorías, tales como afecciones relacionadas con eventos cardíacos, incendios de estructuras y accidentes vehiculares. Sin embargo, no son positivos otros hallazgos; un bombero fue baleado y murió en una llamada a los EMS en 2019, el noveno bombero asesinado en su tarea en los últimos 10 años.

Este estudio ha sido posible gracias a la colaboración y asistencia del servicio de bomberos de los Estados Unidos,

el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional del CDC, USFA, el Servicio Forestal del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, y la Oficina de Asuntos Indígenas y la Oficina de Administración de Tierras del Departamento del Interior de los Estados Unidos.

RITA F. FAHY, PH.D.es gerente de la División Investigación Aplicada de NFPA. JAY T. PETRILLO es asistente del área de datos de incidentes de incendio de NFPA y capitán del cuerpo de bomberos de North Providence, Rhode Island. JOSEPH L. MOLIS es jefe de batallón de cuerpo de bomberos de Providence, Rhode Island.