Para cualquiera que almacena y transporta líquidos inflamables y combustibles, la apuesta no puede ser mayor, según David Nugent, que ha trabajado en el campo de protección contra incendios industriales durante más de 30 años.
Los incendios que se producen con estos productos químicos líquidos pueden causar lesiones y muertes a los ocupantes del edificio, la población de sus alrededores y socorristas. Estos incendios pueden asimismo causar un daño significativo en el ambiente—destruir la naturaleza, contaminar el agua potable y lanzar productos químicos tóxicos al aire.
Dado el riesgo potencial que implican, podría esperarse que las reglamentaciones de seguridad sobre cómo transportar y almacenar estos productos fueran ampliamente adoptadas, y se estaría en lo cierto—hasta un cierto punto. Más de 30 estados han adoptado NFPA 30, Código de Líquidos Inflamables y Combustibles, que describe los riesgos, y prescribe en detalle la protección requerida para evitar y mitigar dichos riesgos, dijo Nugent, que ha trabajado en el comité técnico de NFPA 30 durante más de 10 años.
Pero, según Nugent y un grupo de defensa recientemente formado denominado Alianza de Seguridad de Embalajes Industriales (Industrial Packaging Safety Alliance), existe un gran problema. Los dos organismos reguladores federales más importantes para estos productos químicos, el Departamento de Transporte de los Estados Unidos (U.S. Department of Transportation, o DOT) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (Occupational Safety and Health Administration u OSHA), “están muy por detrás” de muchas de las medidas de seguridad prescritas en NFPA 30, dijo Nugent. El resultado es una desconexión regulatoria que puede causar confusión en las compañías que fabrican, transportan y almacenan estos productos, y como resultado se aumenta el riesgo de accidente, dijo.
DOT regula el transporte de líquidos inflamables y combustibles, pero sus códigos no consideran la protección contra incendios o qué tan buenos resultarán los contendores ante un incendio. Como resultado, los contenedores que cumplen con DOT, perfectamente legales en la ruta, pueden no cumplir con la mayoría de los códigos de incendio estatales y locales—en base a NFPA 30—al llegar a su destino, dijo Nugent.
Al mismo tiempo, las reglamentaciones de OSHA, que se basan en NFPA 30, no son adecuadas y actuales tampoco, según Nugent. Eso es porque se basan en la edición de 1969 de NFPA 30, que en su mayoría no menciona la mayor parte de la información importante de la última edición 2015.
Alcanzar una claridad y coherencia regulatorias es el objetivo de la Alianza de Seguridad de Embalajes Industriales, también conocida como PackSafe. El esfuerzo busca apoyo de una coalición de partes interesadas incluyendo fabricantes y usuarios de material para embalaje, gerentes de riesgo, aseguradores y funcionarios del código. PackSafe anunció su formación en Abril 2014 con la publicación de “Transporte y Almacenamiento de Líquidos Inflamables y Combustibles en Contenedores: La Desconexión entre las Reglamentaciones Federales Estadounidenses y los Códigos de Incendio Estatales y Locales”, un informe técnico redactado por Nugent.
Nugent, que actualmente trabaja como asesor senior en Global Risk Consultants, conversó con NFPA Journal sobre los objetivos de PackSafe y sobre cómo las disparidades en las reglamentaciones federales, estatales y locales pueden generar condiciones inseguras.
¿Sobre qué tipos de productos químicos estamos hablando y cómo clasifica los que plantean un mayor riesgo?
Existen cientos de materiales puros y combinados categorizados como líquidos inflamables y combustibles. Al clasificar estos materiales, observamos las propiedades físicas de un líquido y con qué facilidad puede arder. NFPA 30 clasifica estos líquidos en seis clases en base a su punto de inflamación momentánea, pero existen otras propiedades que deben tenerse en cuenta, como la tasa de liberación de calor. Cada producto químico cuenta con un calor de combustión único. Un material como la gasolina, por ejemplo, presenta un calor de combustión mucho más elevado que una combinación de alcohol como el whisky, por ende si se enciende whisky, éste arderá a una tasa de liberación de calor mucho más baja que la gasolina. Otra cosa que debe tenerse en cuenta es la reactividad. Algunos de estos líquidos son químicamente reactivos—lo que significa que no solo arderán sino que algunos también auto reaccionarán cuando se encuentren por encima de un determinado nivel de temperatura.
Estas sustancias pueden empaquetarse en contenedores en diversas configuraciones de dimensión y tipo, en base a la demanda del consumidor. Los contenedores están hechos de vidrio, acero, plástico, madera aglomerada de fibras o diferentes combinaciones integradas en compuestos.
¿Dónde se almacenan?
Existen tres categorías principales: producción de plantas y fábricas que ya sea utilizan o fabrican materiales; depósitos o centros de distribución independientes; y entornos minoristas como grandes centros comerciales. En términos de la dimensión, se podría tener una instalación en la que estos materiales se almacenen en una sala pequeña con varios cientos de galones, o podría ser un depósito o centro de distribución de gran tamaño con millones de galones.
¿Existe un incidente que ilustre el daño medioambiental que un incendio puede causar en estas instalaciones?
En 1986, se incendió un depósito de agroquímicos de Sandoz en Suiza. El cuerpo de bomberos local tomó agua del Río Rin, que estaba a unos pocos cientos de pies de distancia, y la descargó sobre el fuego. ¿Dónde cree que fue a parar toda el agua? Volvió a drenarse al río, cargando consigo toneladas de productos químicos. El desastre mató peces en casi toda la extensión del río, desde Suiza hasta la boca del río en Holanda, en el Mar del Norte. Si usted quiere ver el impacto medioambiental que tienen estos incendios, éste sería el arquetipo.
¿Qué reglamentaciones y organismos federales supervisan la industria en Estados Unidos?
DOT utiliza el Código de Regulaciones Federales (Code of Federal Regulations, o CFR) Título 49, que presenta una serie de disposiciones que abordan transporte de materiales peligrosos, entre ellos líquidos inflamables y combustibles. Esta regulación está basada en las recomendaciones de la Naciones Unidas. OSHA utiliza el 29 CRF 1910.106, que aplica a la manipulación, almacenamiento y utilización de líquidos inflamables y combustibles. El código de OSHA se basa en la versión de 1969 de NFPA 30 y algunas cartas interpretativas. El código tiene 46 años de antigüedad. Ni las regulaciones del DOT ni de OSHA son suficientes para abordar los riesgos de incendio asociados con líquidos inflamables o combustibles.
¿Por qué razón OSHA no se actualizó a una versión más reciente de NFPA 30?
He participado en NFPA 30 desde fines de la década de 1980 y nunca me dieron una buena razón sobre por qué OSHA sigue utilizando la versión de 1969 de NFPA 30. Es confuso.
¿Cómo ha cambiado NFPA 30 desde 1969?
Para empezar, se han efectuado 15 revisiones a NFPA 30 desde 1969. El cambio más significativo se produjo en la edición de 1996, como resultado del incendio de 1987 en el depósito de pinturas de Sherwin-Williams en Dayton, Ohio. El incendio se propagó con rapidez porque el edificio contenía 1,5 millones de galones de líquido inflamable sin protección. El edificio contaba con rociadores hidráulicos, pero eran totalmente inadecuados para los productos básicos de consumo almacenados. Ese incendio fue un llamado de alerta para mucha gente, y nos hizo dar cuenta de las limitaciones de NFPA 30—por entonces, el código no era lo sofisticado que es hoy en día. Las tablas que especifican la dimensión de los contenedores y la clase de líquido permitida, así como los criterios para el diseño del sistema de rociadores—nada de esto estaba basado en pruebas de incendio reales. Asimismo, la información figuraba en el anexo del código, lo que significó que no era aplicable.
Después del incendio de Sherwin-Williams, NFPA reestructuró el comité técnico de NFPA 30, y se llevaron a cabo una serie de programas de prueba de incendio a gran escala, muchos de ellos fueron organizados por la Fundación de Investigación de Protección contra Incendios (Fire Protection Research Foundation) Como resultado, se creó una nueva serie completa de tablas sobre protección y se trasladaron al cuerpo del código. El código era ahora mucho más significativo, porque los esquemas de protección se basaban en pruebas de incendio reales que imitaban situaciones reales.
Me imagino que existieron muchos avances en la tecnología y en la investigación desde entonces, también.
Han existido muchos cambios tanto en los tipos de contenedores y en la forma en que se desempeñan durante los incendios, y en los diseños y tecnología de sistemas de rociadores. La versión de 1969 de NFPA 30 presenta muy poca o nada de información sobre riesgo de ignición electroestática. NFPA ahora cuenta con una norma completa, NFPA 77, Práctica Recomendada sobre Electricidad Estática, que trata este tema. OSHA no hace mención a ninguno de todos estos cambios. La edición 2015 de NFPA 30 presenta requisitos normativos específicos que tratan todos estos cambios y cuestiones.
¿Qué ocurre en una jurisdicción estatal o local que ha adoptado la versión reciente de NFPA 30? ¿Prevalecerán las disposiciones de OSHA, o las leyes locales?
Si nos hacemos la pregunta de OSHA, “¿Qué camino debemos seguir?”, lo correcto sería que la gente siga la última versión de NFPA 30, o la versión adoptada a nivel local o estatal.
¿Entonces cuál es el problema? ¿ Esto no implica una cobertura suficiente?
Surgen los problemas cuando la gente asume erróneamente que algo que cumple con DOT u OSHA también cumple con los códigos locales y estatales. Eso puede ser confuso y puede llevar a un aumento del riesgo de incendio. Si la gente no está informada sobre el rango de códigos aplicables a nivel federal y local, podría estar utilizando una estrategia de almacenamiento inapropiada. Podría estar violando los códigos locales, lo que es un gran problema en sí y por sí mismo.
¿Qué es exactamente PackSafe y cuándo se lanzó?
Es una alianza de partes interesadas que intenta tratar esta desconexión entre regulaciones federales y códigos locales y estatales y hacer el embalaje industrial más seguro para los trabajadores y el público. Estamos defendiendo la claridad y coherencia regulatorias al comprometer a los organismos legislativos y regulatorios que redactan estas regulaciones federales. El esfuerzo realmente comenzó hace 14 meses y se está construyendo desde entonces. Llevó mucho tiempo definir el problema, crear una estrategia y un plan, y explicar el plan a todas las partes interesadas. Ahora estamos concentrados en llevar adelante el plan.
¿Cuál es el plan y dónde se encuentra ahora?
El próximo paso es presentarle a OSHA una carta formal solicitando que ejerza una diligencia razonable y responda una simple pregunta: ¿Cómo puede asistir PackSafe a OSHA en la revisión y actualización de las reglamentaciones de OSHA para incorporar la versión 2015 de NFPA 30? Nuestra visión es que OSHA incorpore la edición 2015 de NFPA 30 por referencia. Existe también un proceso educativo paralelo en acción. Escribí un informe técnico que está teniendo una amplia distribución, que incluye a los funcionarios gubernamentales y miembros del Grupo de Bomberos del Congreso (Congressional Fire Service Caucus).
¿Esta demora en la adopción del código federal es un tema independiente, o es parte de un problema mayor?
Soy consciente de otras cuestiones con códigos desactualizados, pero en lo que respecta a PackSafe, estamos simplemente concentrados en las cuestiones que describo aquí. No estamos aquí para corregir todos los errores de la reglamentación federal—eso podría llevarnos mucho tiempo, estoy seguro. Pero esto es algo difícil de cambiar, queremos simplemente concentrarnos en esta cuestión y hacer que OSHA adopte NFPA 30 y que con suerte tenga influencia en DOT de modo que no siga ignorando el riesgo de incendios, como lo hace actualmente.
¿Con qué nivel de apoyo cuenta PackSafe por parte de otras partes interesadas en la industria?
Toda esta gente lo entiende—con cuántas más personas se conversa y se les explica esto, más gestos de aprobación se obtienen. Casi todos que oyen sobre esto creen que es una gran idea y quieren apoyarla de alguna forma. Todos en la industria enfrentan estas cuestiones; éste es su día a día, y es un verdadero dolor de cabeza. Piénselo: si tiene empleados que trabajan en diferentes ocupaciones, educar a las personas sobre el cumplimiento con las regulaciones es un esfuerzo verdaderamente importante, y esta es solo una de muchas facetas del cumplimiento regulatorio. Si se pudiera hacer de forma más simple y efectiva, facilitaría el trabajo de todos y dispondrían de un lugar de trabajo más seguro.
JESSE ROMAN es redactor del NFPA Journal.