El campo de refugiados de Moria, ubicado en la isla griega de Lesbos, fue uno de los más extensos campos de refugiados de Europa, un hogar temporario para miles de personas que huían de la Guerra y deprivación económica buscando una mejor vida en el norte de Europa.

A medida que los países cerraban sus fronteras y se profundizaba la crisis migratoria de la región, no obstante, el campo de refugiados de Moria se convirtió en sinónimo de una desesperación superpoblada, a medida que miles de personas, muchas desde Siria y Afganistán, se abarrotaban en el campo oficial y el improvisado campo en expansión que lo rodeaba. Las condiciones eran pésimas, y muchos habitantes carecían de acceso a servicios médicos. Algunos carecían incluso de un refugio básico como una carpa y se veían forzados a dormir a cielo abierto. El 8 de septiembre, se desató un incendio en Moria. Las llamas avivadas por el viento saltaban entre las chozas, apenas dejando cenizas y torcidos metales en su camino. "Escapamos del fuego, pero todo está negro", le dijo un refugiado a New York Times. Las autoridades determinaron que el incendio había sido originado en señal de protesta por parte de los buscadores de asilo de Afganistán que estaban molestos por haber sido forzados a cumplir con una cuarentena después del brote de COVID-19 en el campo. No se reportaron muertes inmediatas, pero el incendio dejó a más de 12,000 inmigrantes sin hogar, alrededor de un tercio de estos eran niños. Para complicar más el problema se registraron infecciones por coronavirus que se multiplicaron con rapidez entre la población del campo en los días posteriores al incendio.

Si bien la situación en Moria fue extrema, ilustra un desafío humanitario que existe en países de todo el mundo. Según la Agencia para Refugiados de las Naciones Unidas, cerca de 80 millones de personas en todo el mundo han sido forzosamente desalojadas de sus hogares, y muchas viven en densos grupos de viviendas, no regulados e inseguros como las viviendas en ruinas que poblaban Moria. Se cree que los esfuerzos por bloquear a los refugiados – gente que huye de países destruidos por la Guerra o de algún otro modo inestables en Medio Oriente, Asia y África – para impedir su llegada a naciones más seguras y desarrolladas en Europa y América del Norte empeorarán la situación en los próximos años.

"Los países receptores y campos de refugiados serán cada vez más los hogares permanentes de decenas de millones de refugiados mientras que muchas naciones ricas les dan la espalda", informó en 2019 el sitio Web de noticias Axios. Además, casi mil millones de personas en todo el mundo vive en lo que conocemos como asentamientos informales – esencialmente barrios pobres con servicios escasos o nulos.

Los estudios han evaluado el problema de los incendios en campos de refugiados, pero su alcance ha sido limitado, al evaluar el problema en un único campo o región. Un estudio publicado por investigadores en la Universidad de San Diego en el 2018 describió los frecuentes incendios que se desatan en campos de refugiados como un "pernicioso problema", e intentó cuantificar el problema de los incendios en nueve campos en Tailandia. El estudio encontró que, entre el 2012 y 2016, los incendios en esos campos afectaron a casi 9,000 refugiados, dando muerte a 38 y lesionando a cinco.

Danielle Antonellis desea hacer algo al respecto. Este verano, la ingeniera en seguridad contra incendios de 30 años de edad y residente de Massachusetts dejó su trabajo en la firma de ingeniería mundial Arup para lanzar Kindling, una organización sin fines de lucro creada para abordar el problema de los incendios en campos de refugiados y asentamientos informales. "El desplazamiento es el resultado de la persecución, conflictos, violencia o violación a los derechos humanos – eventos que alteran seriamente el orden público – o desastres", dijo Antonellis, describiendo las diversas maneras en las que la gente puede encontrarse en un lugar como Moria. El foco de su organización sin fines de lucro, dijo, es "abordar las desigualdades en seguridad contra incendios, como yo las llamaría – la desproporcionada distribución de los riesgos de incendio y las consecuencias de los incendios en la sociedad y áreas geográficas".

NFPA Journal ha recientemente conversado con Antonellis sobre su visión sobre el problema, la fundación de Kindling, y sus deseos para el futuro.

RELACIONADO: Lea la nota del 2018 en el NFPA Journal en Español sobre un proyecto para instalar alarmas de humo en asentamientos informales en SudáfricaLea acerca del trabajo de Danielle Antonellis en Arup sobre protección contra incendios en asentamientos informales.

¿Qué la llevó a fundar Kindling?

Me gradué del Instituto Politécnico de Worcester en el 2012. Primero trabajé en Tyco, que es ahora Johnson Controls, durante un par de años, luego pasé seis años trabajando en Arup, con sede en Boston, Hong Kong y Londres. Tuve enormes oportunidades de trabajar en diferentes partes del mundo y aprender cómo es la ingeniería de seguridad contra incendios en diferentes regiones. Hace cinco años, el equipo de desarrollo internacional de Arup planteó el problema de los incendios en asentamientos informales, y me conmocionó conocer la magnitud del problema. Me sentí sinceramente frustrada de no haber aprendido de esto en la Universidad o durante mi trabajo en la industria.

¿Fue ese el nacimiento de la idea de Kindling?

Sí. En los últimos cinco años, además de mi trabajo de asesoramiento, he estado investigando incendios en asentamientos informales y campos de refugiados con Arup. Aprendimos el nivel de complejidad de los desafíos de estos incendios en estos contextos, pero asimismo identificamos maneras de mejorar la seguridad contra incendios. Me di cuenta de que aún existe una necesidad de contar con una organización que pueda reunir a la industria contra incendios, al sector de desarrollo internacional, el sector humanitario, y los actores locales para producir cambios positivos a escala. De modo que este verano dejé mi trabajo en Arup y fundé Kindling.

¿Hacia dónde se dirige exactamente su organización?

Tenemos grandes ambiciones para apoyar las mejoras en la seguridad contra incendios en comunidades de bajos ingresos, contextos humanitarios, y naciones emergentes, generalmente. Parte de nuestro objetivo es conectar a otros profesionales en seguridad contra incendios con un deseo similar para que utilicen sus conocimientos de manera más caritativa con desafíos de la seguridad contra incendios que requieren de una investigación y soluciones innovadoras. Queremos ver un mundo en el que todos tengan acceso a un apoyo técnico, social, legal y financiero necesario para estar seguros y sentirse a salvo en sus viviendas y en sus comunidades. Para hacer esto, se requieren de enfoques más inclusivos e integrados sobre la seguridad contra incendios y resiliencia a los incendios. Kindling se concentrará en la defensa, educación y capacitación, investigación y desarrollo y proyectos estratégicos para apoyar las mejoras de la seguridad contra incendios en contextos específicos.

¿Qué quiere decir con enfoques "más inclusivos" en seguridad contra incendios?

Nuestro trabajo como profesionales en seguridad contra incendios debe reflejar las necesidades, deseos, y experiencias de la gente para la que estamos diseñando este proyecto, y lo más importante, con quienes lo estamos haciendo. Necesitamos trabajar de manera colaborativa con otras disciplinas, tales como sociólogos, para comprender mejor el impacto de diversas culturas sobre la percepción del riesgo y el comportamiento humano. Existe una extensa historia, un extenso legado, de códigos, normas y prácticas en seguridad contra incendios, que se están copiando y pegando de un lugar a otro sin ser contextualizados, y sabemos que esto no es efectivo. En muchos países en desarrollo, esto ha sido influenciado, en gran medida, por estructuras presentadas durante períodos del régimen colonial. Una seguridad contra incendios inclusiva significa desarrollar enfoques que sean posibles de alcanzar a nivel local y que sean adecuados, y que reflejen el contexto político, económico, sociocultural, tecnológico, legal y medioambiental local.

¿Cuánta gente a nivel mundial vive en barrios pobres, asentamientos informales y campos de refugiados?

A nivel mundial, 1.6 mil millones de personas viven en viviendas subestándar, entre éstas, mil millones en barrios pobres, lo que significa que carecen de viviendas resistentes, espacio suficiente, fácil acceso a agua potable y saneamiento, o protección contra aumentos arbitrarios en las rentas o desalojo – lo que se conoce como tenencia segura. Cuando la tenencia segura es un problema en un asentamiento, la denominamos asentamiento informal. Desde un punto de vista humanitario, la Agencia para Refugiados de las Naciones Unidas informó que se registraron 79.5 millones de personas forzosamente desalojadas a nivel mundial para fines de 2019 – 26 millones son refugiados y 45.7 millones son personas desalojadas internamente, lo que significa que son forzadas a abandonar sus hogares pero que aun así permanecen en su país. Existen también 4.2 millones de buscadores de asilo, así como 3.6 millones de venezolanos desalojados que viven en el exterior. La cantidad total de personas desalojadas de manera forzosa se ha prácticamente duplicado desde el 2009. Algunos pasan años viviendo en campos de refugiados o en lo que conocemos como campos para individuos desalojados a nivel interno.

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Una vista aérea del Campo para refugiados de Moria tomada después de los devastadores incendios del mes de septiembre que dejaron miles de buscadores de asilo sin viviendas. A nivel mundial, decenas de millones de personas viven en campos similares bajo condiciones por lo general desesperantes, asolados por la incertidumbre y una gran cantidad de persistentes amenazas, entre ellas los incendios. GETTY

 

¿Se ha registrado una mayor cantidad de incendios con este aumento en los desalojos?

Creo que sí. Pero, lamentablemente, no puedo respaldar esto con estadísticas. Existe una significativa falta de datos sobre incendios y sus impactos tanto en entornos de campos de refugiados como en asentamientos informales. Mientras que algunos actores humanitarios registran información sobre importantes incidentes de incendios, tales como aquellos con muertes, no he oído de ningún proceso que se esté realizando para investigar y rastrear sistemáticamente todos los incidentes relacionados con incendios en sectores humanitarios. Si bien algunas ciudades realizan un mejor trabajo de rastreo de incendios en asentamientos informales, existen limitaciones prácticas, y estos datos por lo general permanecen en el gobierno de la ciudad y no se reportan a nivel nacional ni internacional.

¿Qué es lo que torna a los campos de refugiados o asentamientos informales tan propensos a los incendios?

Al igual que con la interfaz urbano forestal, el riesgo de incendio en estos lugares es una función de complejas interacciones entre el entorno construido, el entorno natural, y la gente. La elevada densidad de viviendas es un factor. El hecho de que se utilice materiales de construcción combustibles como la madera, plástico, cartón y bambú con una proximidad tan cercana entre sí es otro. Luego tenemos cocinas abiertas, problemas con la iluminación y calefacción, y precarias conexiones eléctricas. La combustión súbita generalizada dentro de una vivienda puede ocurrir en menos de un minuto, y puede propagarse con rapidez a las viviendas adyacentes y evolucionar a grandes incendios.

¿En qué se diferencian los campos de refugiados de los asentamientos informales?

Desde un punto de vista físico, existen similitudes. Ambos están por lo general bastante poblados. Los asentamientos informales, por naturaleza, no están planificados ni regulados, de modo que se puede ver un poco más de organización en un campo de refugiados en lo que respecta a la disposición y estructuras de carpas homogéneas. Pero algunos campos cuentan con viviendas construidas de materiales locales, similares a los asentamientos informales. En lo que respecta a los ocupantes, esperaría una mayor mezcla de culturas en campos de refugiados. En Moria, por ejemplo, había personas de África, Siria y Afganistán.

En cuanto a la reglamentación y respuesta a los incendios o emergencias, los asentamientos informales por lo general se encuentran dentro del marco del sistema regulatorio de la ciudad o comunidad en la que están ubicados, de modo que se contaría con enfoques locales para la seguridad contra incendios y una respuesta por parte de los cuerpos de bomberos a los incendios. En campos de refugiados o personas desalojadas, no obstante, la supervisión proviene de una combinación de organizaciones humanitarias no gubernamentales, organizaciones basadas en la comunidad, y, potencialmente el gobierno, dependiendo de la cantidad de participación y conocimiento sobre estos lugares. En el 2018, presenté un taller en Arup y le pregunté a los asistentes sobre la importancia de la seguridad contra incendios en sus trabajos. Una de las respuestas que obtuvimos fue que los incendios son un problema de todos, y, por ende, no es el problema de nadie.

¿Qué ocurre cuando se produce un incendio en alguna de estas ubicaciones?

Podría existir un cuerpo de bomberos local que responda, o podrían existir incluso esfuerzos por parte de los actores humanitarios para apoyar la respuesta, pero lo que es sobre todo siempre real es que los residentes son los socorristas. La gente puede gritar para advertirse entre sí sobre el fuego, ayudar a otros a evacuar, tomar sus pertenencias, quitar el combustible del camino del fuego para crear interrupciones en el fuego, o incluso combatir el fuego directamente con agua, arena, o extintores de incendio. La gente por lo general se desespera por apagar el fuego porque pueden perder todo - sus seres queridos, todas sus pertenencias, e incluso sus documentos de identidad, de especial importancia para los refugiados.

¿Qué pasos está dando Kindling para abordar estos problemas?

En primer lugar, estamos concentrados en la defensa. Estamos creando el perfil de estos problemas de la seguridad contra incendios dentro del sector humanitario e intentando reunir a las partes interesadas para aprender de experiencias en seguridad e incendios pasados. Por ejemplo, estamos preparando conjuntamente una charla, "Estrategias sobre seguridad contra incendios en refugios y asentamientos", con la organización Save the Children International para la próxima reunión del grupo de refugios Global Shelter Cluster. Estamos explorando cómo podemos apoyar a los actores humanitarios, como por ejemplo reuniendo lecciones de incendios pasados, elaborando una revisión del estado actual de la seguridad contra incendios en el sector humanitario, y al respaldar la capacidad del sector a través de capacitaciones en seguridad contra incendios y elaboración de herramientas y recursos basados en la evidencia.

Por último, apuntamos a desarrollar mejores prácticas para reducir las muertes, lesiones y pérdidas por incendios en contextos humanitarios a través de una coordinación entre agencias y agrupaciones.

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 Danielle Antonellis, cuarta desde la izquiera, en India en 2016. (Danielle Antonellis)

 

¿Se ha hecho ya alguna vez un trabajo como este?

Sí y no. Se han realizado algunos fascinantes proyectos sobre seguridad contra incendios en campos y contextos específicos, tales como los campos de refugiados en el Líbano. Operation Florian, una organización de beneficencia para el combate de incendios en el Reino Unido, realizó una evaluación basada en la opinión de expertos sobre el riesgo de los incendios en los campos y le hizo recomendaciones a la organización Save the Children Lebanon. Muchas de estas recomendaciones fueron implementadas a través de un grupo de trabajo entre agencias creado para mejorar la seguridad contra incendios. Se concentraron en la educación y capacitación en seguridad contra incendios de los refugiados y trabajadores humanitarios, así como en la distribución de los equipos de respuesta a los incendios como extintores de incendio y batidores de fuego. Los bomberos realizaron también evaluaciones del riesgo en Tailandia, Bangladesh, Kenia, y Sudán del Sur, y trabajaron con agencias humanitarias para mejorar la seguridad contra incendios en los campos de refugiados evaluados.

Pero si bien existen estudios de caso de trabajos proactivos en seguridad contra incendios de los cuales aprender, no conozco ningún esfuerzo coordinado a nivel internacional o mundial como los que he descrito. Esta será la primera vez que la industria de la seguridad contra incendios y el sector humanitario colaboren estratégicamente para abordar estos complejos desafíos de incendio sin rodeos.

¿Cuál es su esperanza para un futuro?

Mi esperanza es inspirar a nuestras mejores mentes en la industria de seguridad contra incendios para que se comprometan con estos supuestamente intrincados problemas, y para que apoyen a los actores locales y a las innovaciones para abordarlos. El sector de seguridad contra incendios puede tener un papel realmente crítico para tratar estas cuestiones. Yo sé que, juntos, podemos salvar muchas vidas.