Hace cinco años, en los meses posteriores a la muerte de 72 personas en un incendio en la torre Grenfell en el oeste de Londres, los ciudadanos y los medios de toda Europa comenzaron a cuestionar la eficacia de las normas contra incendios en todo el continente. ¿Por qué un edificio de departamentos de 24 pisos en uno de los países más ricos del mundo no contaba con rociadores contra incendios? ¿Cómo permitieron instalar la fachada altamente combustible de la torre Grenfell, que hizo que una columna de llamas ascendiera con rapidez y rodeara la estructura?
Se iniciaron investigaciones. Los gobiernos se apresuraron a saber cuántos edificios similares a Grenfell existían en sus países. El Parlamento de la Unión Europea se reunió en Bruselas para realizar sus propias preguntas de carácter más amplio sobre regulaciones, estrategias y riesgos entre sus 27 estados miembros.
Sin embargo, muy pronto los funcionarios se encontraron con una dura verdad: era casi imposible medir de manera objetiva cualquier cosa relacionada con los incendios en Europa. A pesar de que las naciones miembros compartían fronteras abiertas además de sistemas políticos y monetarios, muchos vestigios de sus burocracias nacionales anteriores a la UE permanecieron sin cambios, incluidas las amplias diferencias en la forma en que cada nación manejó la recopilación y gestión de datos de incendios regionales y nacionales.
De Portugal a Estonia, existe poca o ninguna coherencia en torno a qué datos se recopilan después de un incendio, a quién corresponde el trabajo de recopilarlos, cómo se analizan, dónde se informan, si es que se informan. “En general, ni siquiera hay consenso entre los países de la UE sobre cómo definir qué es un caso de incendio", señaló Martina Manes, investigadora de datos de incendios y profesora de la Universidad de Liverpool en Inglaterra. Dadas las circunstancias, medir el problema de los incendios en toda Europa fue, como mínimo, un desafío, y la cooperación eficaz en torno a la política de incendios parecía una quimera.
Pero la UE también sabía que tenía un problema que no podía permitirse ignorar. Aunque armonizar los métodos de recopilación de datos de 27 naciones con 27 formas únicas de medir sus problemas de incendios sería una tarea sin precedentes, el acuerdo político único de la UE parecía ser un caso de prueba ideal.
A fines de 2019, la Comisión Europea, parte del poder ejecutivo de la UE, emitió una propuesta para un proyecto que llamó FireStat de la UE. Pidió a un consorcio de nueve universidades y organizaciones de todo el mundo, incluida la NFPA, que llevara a cabo una misión de investigación masiva para saber qué tipos de datos sobre incendios recopila cada país de la Unión Europea y de qué forma lo hace, para luego diseñar un sistema común de requisitos mínimos que todos pudieran compartir.
Un informe sobre el ambicioso proyecto revela ideas fascinantes sobre los desafíos y, a menudo, las complejidades enloquecedoras de la recopilación de datos sobre incendios. Es prometedor, creen los expertos, no solo para el futuro de la seguridad contra incendios en la UE, sino como posible modelo para la recopilación de datos sobre incendios en todo el mundo.
“Lo que aquí hemos propuesto, cualquier país puede tomarlo e implementarlo. Esto es lo que lo hace tan genial”, señaló Birgitte Messerschmidt, directora de investigación de la NFPA y colaboradora clave del proyecto FireStat de la UE.
En junio, la gente se reunió en la Torre Grenfell de Londres en el quinto aniversario del incendio que mató a 72 personas. Inmediatamente después del incendio, las naciones se apresuraron a determinar el alcance de su propio riesgo derivado de los edificios construidos con revestimientos exteriores combustibles, pero la falta de datos similares dificultó las comparaciones entre países.
Menos conjeturas, más ciencia
Si bien es tentador considerar el problema de los datos de la Torre de Babel de Europa como la excepción, el hecho es que se acerca más a la regla en gran parte del mundo, señalan los investigadores. Algunos países, como los escandinavos, recopilan grandes cantidades de datos, mientras que muchas naciones en desarrollo no recopilan casi nada, una situación que puede dejar a los reguladores con importantes puntos ciegos. Incluso cuando las naciones o regiones recopilan los mismos tipos de datos, las definiciones de lo que constituye una lesión o fallecimiento por incendio, o incluso la altura de un edificio, pueden variar de forma muy drástica, lo que da cuenta de que las comparaciones entre fronteras no tienen sentido. ¿Cómo se puede determinar si Serbia o Suiza tienen más lesiones por incendios cuando uno cuenta cada rasguño y el otro solo las hospitalizaciones?
Contenido Relacionado: La información de calidad sobre incendios ya provocaron una serie de importantes medidas de seguridad
Estas limitaciones de datos, que en el pasado fueron meros inconvenientes, hoy se consideran con gran urgencia por investigadores y funcionarios encargados de desarrollar normas y políticas nacionales en torno a los incendios. A medida que el mundo se vuelve más conectado, más urbano y más globalizado, quizá sea más beneficioso que nunca compartir experiencias y lecciones sobre los incendios entre países, y sea también más costoso no hacerlo.
“Las edificaciones tradicionales locales se desvanecen con el tiempo, y los espacios construidos son cada vez más similares en todas partes", señaló Messerschmidt. “El problema de los incendios de fachadas combustibles, como lo que vimos en Grenfell, es un gran ejemplo. De manera repentina, este tipo de sistemas de fachadas exterior se utiliza en todo el mundo; no es solo un país el que tiene el problema, sino que está en todas partes. Nos produce un gran deseo de ver datos de todas partes”.
En los países en desarrollo, donde se espera que las poblaciones urbanas crezcan en 2500 millones de personas en los próximos 30 años, según las Naciones Unidas, y donde los fondos siempre parecen escasear, las soluciones específicas impulsadas por datos pueden ser aún más críticas. Pero estos son también los lugares donde la información sobre incendios tiende a escasear.
“La obtención de datos confiables sobre incendios es un problema mundial, pero especialmente en los países en desarrollo debido a que lleva mucho tiempo, es costoso y requiere mucha disciplina y cooperación”, señaló Richard Walls, jefe de la Unidad de Investigación de Ingeniería de Incendios de la Universidad de Stellenbosch en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Sin información precisa, los esfuerzos para avanzar en el problema de los incendios son más conjeturas que ciencia. Los investigadores afirman que existe una mayor probabilidad de que se adopten soluciones que no funcionan y de que se pierda tiempo, dinero y recursos que podrían dedicarse a causas mejores. Y lo que es peor, la falta de datos puede llevar a los funcionarios públicos a subestimar en gran medida el problema de los incendios, lo que puede provocar la inacción del gobierno o la decisión de desviar los escasos fondos de los cuerpos de bomberos y los esfuerzos en la reducción de riesgos. “La primera pregunta siempre es: ‘¿Entendemos lo que está pasando?’”, dijo Walls, que estudia el problema de los incendios en los grandes asentamientos informales o barrios marginales de Ciudad del Cabo. “Si ni siquiera podemos cuantificar el problema, es muy difícil tratar de desarrollar soluciones que lo aborden, o presentar el caso cuando hay tantas otras prioridades en juego”.
Incluso en países con métodos de recopilación de datos bastante sólidos, las incoherencias en la forma de recopilar y comunicar los datos pueden hacer que la imagen real de la situación de los incendios sea poco clara. Por ejemplo, en Johannesburgo, Sudáfrica, una ciudad de 5,5 millones de habitantes, hubo menos de 1400 casos de incendio en 2020, según cifras oficiales publicadas por el gobierno sudafricano. Ciudad del Cabo, que tiene un millón de habitantes menos, registró 22 000 casos de incendios, según el gobierno, 15 veces más que Johannesburgo, una diferencia que Walls describió como “muy improbable”.
Lo más probable es que Ciudad del Cabo realice un trabajo mucho más completo en el conteo de casos de incendios que Johannesburgo. Pero Messerschmidt advierte que “si las personas que utilizan los datos, ya sean legisladores, desarrolladores de códigos o incluso analistas académicos, no son conscientes de algunos de los desafíos durante las fases de recopilación de datos y generación de informes, es fácil sacar algunas conclusiones muy sesgadas e incluso conclusiones erróneas”.
El panorama optimista de los incendios en Johannesburgo, por ejemplo, podría llevar a algunos legisladores a concluir que los presupuestos para los cuerpos de bomberos y los programas de prevención de incendios deberían recortarse para dar cabida a necesidades más apremiantes. En Ciudad del Cabo, los funcionarios podrían decidir dedicar grandes sumas de dinero para tratar de emular los supuestos éxitos de Johannesburgo, todo basado en datos que pueden estar mintiendo.
Tal situación pone a los líderes en una posición precaria. “Simplemente evaluar lo que funciona y lo que no, se convierte en un gran desafío si no se pueden comparar con precisión las experiencias entre países o regiones”, dijo Messerschmidt. “Si tiene requisitos estrictos en un país, ¿cómo se compara su situación de incendios con otro país con menos requisitos? ¿Podemos ver una conexión? No se puede hacer esas determinaciones si los datos que se tienen son manzanas con naranjas”.
Deconstrucción de datos
Con la esperanza de evitar este destino, el grupo de investigadores encargado de llevar a cabo el proyecto FireStat se puso a trabajar para averiguar qué países de la UE eran manzanas y cuáles naranjas. Se encomendó a una empresa de consultoría contra incendios llamada Efectis la tarea de organizar y gestionar el trabajo del consorcio de nueve organizaciones, concretamente al director del proyecto Mohamad El Houssami. Él y el grupo dividieron el trabajo en partes manejables, siendo la primera tarea importante encuestar a los bomberos en los 27 estados miembros de la UE para determinar qué tipos de datos recopilaba cada país, junto con las metodologías utilizadas para obtenerlos.
“Para cada una de las variables de datos de incendios que recopilaron los países, también queríamos saber si tenían definiciones”, explicó El Houssami. “Por ejemplo, ¿cuándo se considera una lesión por incendio? ¿Es un rasguño o algo más? Diferentes países lo ven de diferentes maneras. La dificultad fue encontrar definiciones escritas; la mayoría de los países no tienen ninguna, así que eso es un problema”.
Cuando los miembros del consorcio preguntaron a los funcionarios locales cómo su sistema define una 'muerte por incendio' o una 'lesión por incendio', algunos parecieron confundidos y dijeron que las definiciones eran innecesarias porque la respuesta es muy obvia. “El problema es que, en varios casos, le preguntamos a dos personas de la misma agencia cómo lo definirían personalmente, y tenían diferentes ideas sobre cuál era la definición”, dijo El Houssami.
A primera vista, definir una muerte por incendio no parece requerir mucha reflexión; o una persona murió en un incendio, o no lo hizo. De hecho, hay muchos matices de gris, y dependiendo de la amplitud con la que un país defina una muerte causada por un incendio, más fallecidos se contarán en sus cifras nacionales.
“Un país solo podría contar una muerte por incendio si la víctima se encuentra muerta en el edificio. Otro también podría contarlo si murió en la ambulancia. Algunos países también lo cuentan si mueren por complicaciones un año después del incendio. Algunos cuentan a las personas que mueren en incendios de automóviles”, indicó Messerschmidt, quien dirigió la participación de NFPA en el proyecto FireStat de la UE. “Una discusión extraña que tuvimos durante el proyecto fue si deberíamos contar a alguien que se prende fuego como una muerte por incendio o como un suicidio. Por eso es tan importante tener definiciones específicas. Si cada uno hace lo suyo, de repente tienes todo tipo de cifras diferentes que no son comparables”.
La exploración de todos los matices llevó a los participantes en el proyecto por muchos caminos diferentes. Si un edificio tiene tres pisos bajo tierra y siete arriba, ¿tiene 10 pisos o siete? Si una persona parece lesionada en la escena de un incendio pero se niega a recibir atención, ¿se trata de una lesión por incendio? Incluso decidir qué es un “caso de incendio” puede ser complicado: ¿se trata de cualquier incidente, sin importar cómo nos enteremos, o solo aquellos en los que se llama y responde el cuerpo de bomberos?
Sin embargo, las definiciones fueron solo el inicio. El equipo de FireStat también quería saber cómo se recolectan, compilan e informan los datos, y cómo los países dan cuenta de los datos que faltan en sus modelos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, que solo recopila datos sobre alrededor del 70 por ciento de los incendios conocidos, los investigadores de la NFPA completan los detalles restantes con estimaciones basadas en la extrapolación estadística. Los países que asumen de forma errónea que están recopilando todos los casos de incendios y no dan ese paso acabarán con un total muy inferior al real. Cuando se comparan manzanas con manzanas, todo es importante.
“Multiplique estos desafíos por 27 países y alrededor de 20 idiomas diferentes y tendrá una idea de la magnitud de nuestra tarea”, mencionó El Houssami.
En lugar de manzanas y naranjas, el consorcio encontró algo más parecido a una bandeja rebosante de frutas de todas las formas y tamaños. Por un lado, países como Suecia, Finlandia y Estonia cuentan con sólidos métodos de recopilación y ya colaboran en la puesta en común de datos a través de una plataforma en línea. Otros países, como Italia, se centran en cambio en recopilar un pequeño conjunto de variables de datos, pero lo hacen muy bien. Mientras tanto, Francia realiza un buen trabajo al recopilar datos sobre incendios, pero tiene muy pocas definiciones, por lo que su precisión general es sospechosa.
“Luego existen otros países que no tienen ninguna recopilación de datos nacionales, o donde la situación es completamente diferente de una región del país a otra”, añadió El Houssami. Esto incluye a Alemania, donde cada región del país utiliza una estrategia de recopilación de datos diferente, y España, que no tiene un sistema público y, en cambio, depende casi de forma exclusiva de seguros privados para recopilar datos. Portugal y algunos países del este de la UE prácticamente no tienen ninguna recopilación de datos sobre incendios, explicó El Houssami.
Mientras sucedía todo esto, otros miembros del consorcio de investigación examinaron las prácticas de recopilación de datos en ocho países fuera de la UE (Estados Unidos, Canadá, Noruega, Suiza, Rusia, Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido) para ver qué lecciones podrían surgir. La NFPA trabajó sobre todo, en la preparación de la información sobre el sistema de recogida de datos de Estados Unidos, conocido como Sistema Nacional de Informes de Incidentes de Incendios, o NFIRS (por sus siglas en inglés).
Con esta información, el grupo FireStat se propuso crear un sistema de recopilación de datos que sirviera de referencia para toda la UE y, quizás algún día, para los países de todo el mundo. En su informe final, el grupo identifica 14 variables “que es necesario recoger con prioridad en todos los estados miembros de la UE de forma armonizada” e incluye definiciones precisas para cada una. También ofrece orientación detallada a los funcionarios en cada paso del proceso de recopilación de datos sobre incendios, desde el proceso de recopilación de datos a nivel departamental hasta la descripción de cómo los países deben informar sus datos nacionales a la UE.
Si bien reconoce su alcance ambicioso, el informe deja en claro que lograr sus objetivos será un proceso largo y que pocos países podrán cumplir con todas sus recomendaciones desde el principio. Según la investigación de FireStat, solo siete de las variables de datos de incendios que identificó como prioridades ya se encuentran recopiladas por más de la mitad de los países de la UE. Los otros siete se recogen en la actualidad solo en un puñado de países y es probable que lleve más tiempo implementarlos en todo el continente. Del mismo modo, los países con escasos métodos de recopilación de datos sobre incendios necesitarán más dinero y entrenamiento, así como un horizonte temporal más largo, antes de ponerse al día, según el informe. Incluso los países con una sólida experiencia en materia de datos necesitarán tiempo para adaptar sus métodos a sus nuevas definiciones y procesos del informe.
“Este informe es solo un comienzo”, dijo El Houssami, quien admite que, en muchos sentidos, el trabajo real ni siquiera ha comenzado. El mayor obstáculo será, sin duda, convencer al Parlamento de la UE y a los gobiernos de 27 países para que inviertan el tiempo y los recursos económicos necesarios para materializar esta visión.
Próximos pasos
Los miembros del grupo FireStat pronto se reunirán con los líderes de la UE para presentar sus recomendaciones y solicitar fondos para un proyecto piloto para probar qué tan bien funciona la propuesta de FireStat en el mundo real. “Todo esto es muy teórico, aunque tratemos de hacerlo práctico, siempre se olvida algo”, añadió El Houssami. “Necesitamos tratar de conseguir que un par de condados, regiones o incluso cuerpos de bomberos implementen esta propuesta como un proyecto piloto durante uno o dos años para que podamos obtener datos, analizarlos y compararlos, lo que nos ayudará a mejorar las definiciones y metodologías de lo que estamos proponiendo”.
En esta etapa, la participación de cada país en el proyecto es voluntaria, pero la esperanza es que las organizaciones de seguridad pública y los grupos de defensa de toda Europa vean el beneficio y presionen a los gobiernos locales para que se unan. Los primeros indicios son prometedores. En una encuesta enviada a los reguladores de cada estado miembro de la UE, las 19 naciones que respondieron dijeron que estaban a favor de proporcionar estadísticas de incendios armonizadas para su recopilación a nivel europeo. Incluso antes de que se publicara el informe, las autoridades de bomberos en al menos algunos estados miembros de la UE discutieron cambiar sus definiciones de datos para que coincidieran con las del informe, dijo Manes, el investigador de Liverpool.
El entusiasmo por el trabajo ha sido muy grande desde el lanzamiento del proyecto. “Una de las mayores sorpresas mientras hacíamos este proyecto fue el nivel de colaboración y el apoyo incondicional que recibimos de las autoridades nacionales y locales, los cuerpos de bomberos y la gran cantidad de organismos en los estados miembros de la UE”, señaló Manes. “Existe un alto nivel de interés en mejorar las estadísticas de incendios para comprender mejor los riesgos y la protección contra estos en toda la UE”.
Los expertos en seguridad esperan que los esfuerzos de armonización de datos como el proyecto de la UE puedan aplicarse en el futuro a los países en vía de desarrollo, que albergan algunas de las poblaciones urbanas de más rápido crecimiento del mundo, como Dhaka, Bangladesh (en la foto). Esta explosión demográfica incluirá a millones de personas expuestas a un alto riesgo de incendio en el hogar y en el trabajo—riesgos que confieren una urgencia sin precedentes a la necesidad de mejorar la recopilación de datos sobre incendios en todo el mundo.
A más largo plazo, los miembros del consorcio FireStat creen que el modelo que han creado podría servir como base para una norma internacional sobre recopilación de datos. La última recomendación del informe establece que “las definiciones y metodologías propuestas en el proyecto se someten a un proceso de estandarización a través de un organismo oficial que proporcionaría una base reconocida y facilitaría su difusión a todos los estados miembros de la UE o incluso a nivel internacional”.
Si eso sucediera, los países con poca o ninguna experiencia en la recopilación de datos sobre incendios, de repente tendrían un modelo que podrían seguir para ayudarlos a comenzar a recopilar información sobre su problema de incendios. En lugares donde históricamente los datos han sido escasos, tener datos confiables, incluso si se generan por unas pocas métricas básicas, podría tener un impacto profundo, señalan los investigadores.
“Si eres un profesional de la seguridad contra incendios en estos países, es probable que ya sepas que esto es un problema, pero también tienes que demostrarlo a la gente con el presupuesto”, dijo Walls. “Hay tantos desafíos en juego, ya sea atención médica, suministro de agua o vivienda, que la única forma de obtener recursos es si puede mostrar el tamaño del problema y que vale la pena invertir”.
En el caso de los datos de incendios, cuando sube la marea todos los barcos flotan, señalan los investigadores. A medida que el mundo se vuelve más globalizado y los desafíos se comparten cada vez más a través de las fronteras, desde un clima más cálido hasta el uso generalizado de tecnologías de baterías y problemas de materiales de construcción como el recubrimiento exterior combustible, los datos globales sobre incendios pueden ser más útiles para influir en las políticas a una escala más amplia.
Por ejemplo, si se hubiera puesto en práctica un nivel moderado de recopilación internacional de datos sobre incendios en todo el mundo antes de Grenfell, es posible que los investigadores ya tuvieran respuestas importantes que se nos han escapado para el problema del recubrimiento. Cinco años después, seguimos sin saber cuántos incendios de edificios relacionados con el recubrimiento se produjeron en todo el mundo, las circunstancias en las que se dieron, las características de los edificios o cuántas personas murieron y cuántas resultaron heridas. No sabemos de forma exacta de qué materiales se componen las fachadas combustibles más comunes, o qué materiales pueden provocar incendios más grandes. Ni siquiera sabemos cuántos edificios de gran altura con fachadas combustibles hay, dónde están o cuándo se construyeron.
Si bien es probable que el proyecto FireStat de la UE no cambie el cálculo del recubrimiento, si se adopta e implementa en todo su potencial en todo el mundo, podríamos estar en una posición mucho mejor para responder las preguntas críticas de seguridad contra incendios del futuro.
“Aquellos que no aprenden de los errores del pasado están condenados a repetirlos”, dijo Messerschmidt, parafraseando al filósofo George Santayana. “Los datos son la forma para que aprendamos del pasado. Si no registramos estas cosas, si no podemos medirlas o cuantificarlas, ¿cómo podemos entonces decir si lo que estamos haciendo es bueno o malo?”.
JESSE ROMAN es editor principal del NFPA Journal. Fotografías: Getty Images